El chocolate, el oro belga

El chocolate es un producto alimenticio que forma parte de nuestro día a día y que se fabrica a partir de la planta del cacao la cual se cultiva en países como Costa de Marfil, Ghana o Indonesia. Desde que en el siglo XVI este alimento llegara a España para posteriormente expandirse por toda Europa, se han descubierto muchas formas de consumirlo.

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Chocolate Artesano/ Le Belge Chocolatier

Pero la tradición por elaborarlo no penetró de manera uniforme en las diferentes naciones del continente. Y es que si hay país de Europa que se caracterice por su fabricación, ese es Bélgica. La historia del chocolate en este lugar comienza en el siglo XVII, siendo en un principio un producto de lujo inaccesible para las clases medias y bajas. Sin embargo, tras la colonización del Congo se mejoró el acceso al cacao, por lo que su precio bajó y acabó convirtiéndose en un producto popular.  Tanto es así que en la actualidad este país genera más de 170.000 toneladas de chocolate al año y cuenta con cerca de 2.000 puntos de venta.

Aquí nació  en el año 1912 el primer bombón relleno (denominado praline) en la tienda que poseía Jean Neuhaus II en la Galería de la Reina de Bruselas. Una empresa que fue creciendo y que en la actualidad cuenta con más de 1.000 puntos de venta distribuidos por 50 países. Pero esta no es la única marca conocida a nivel mundial. También son originarias de este país empresas como Godiva, Marcolini o Galler en las cuales maestros chocolateros investigan día a día para ofrecer productos innovadores.

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Primera tienda Neuhaus/ Neuhaus

Pero, ¿cuál es el secreto de este éxito? Según el maestro chocolatero Laurent Gerbaud,  “en Bélgica, lo que hace que el chocolate sea bueno es que está muy bien refinado, favoreciendo su introducción en las papilas gustativas donde se desarrollan todos los aromas. Los granos son africanos y tienen poco gusto en realidad”.

Además, en este país se puede consumir el chocolate en todas las formas y texturas combinándolo con otros ingredientes. Así pues, además de clásicos como el chocolate con leche, el puro y el chocolate blanco, se pueden degustar desde bombones con frambuesa, mouse de café, galletas de mantequilla o pétalos de violeta, hasta tabletas con almendra caramelizada, con un punto de sal o con uva y nueces.

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Bombones Galler/ Galler

En definitiva, el chocolate belga se ha situado como uno de los más preciados del mundo y sus fabricantes, pese a expandir su fabricación a nivel internacional, tratan de preservar su calidad y originalidad.

Por Paula Bon

 

 

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